¿Una trampa o una oportunidad para las empresas?
La moratoria hasta el 31 de diciembre aprobada recientemente por el gobierno –la tercera prórroga- quiere evitar que muchas empresas en dificultades por la actual crisis sanitaria se vean obligadas a solicitar concurso de acreedores y puedan tener tiempo para solucionar sus problemas y sobrevivir.
La moratoria concursal y las ayudas estatales están conteniendo el colapso de las empresas. Sin embargo, el remedio puede ser peor que la enfermedad si finalmente a final de año se produce el aluvión de concursos que muchos auguran.
“Que sea un alivio o un simple alargamiento de la agonía dependerá de la situación en la que se encuentre la sociedad”, asegura Javier Castresana, socio de Allen&Overy y especialista en derecho concursal. “Las medidas del Gobierno resultan de ayuda en muchos casos, pero no pueden interpretarse con una solución única para todos los escenarios”, añade.
La moratoria hasta el 31 de diciembre aprobada recientemente por el gobierno –la tercera prórroga- quiere evitar que muchas empresas en dificultades por la actual crisis sanitaria se vean obligadas a solicitar concurso de acreedores y puedan tener tiempo para solucionar sus problemas y sobrevivir.
Y son bastantes las empresas que se están acogiendo a esta opción, a juzgar por los datos del INE: en 2020 se solicitaron un 14,5 por ciento menos concursos de acreedores que el año anterior.
Fuente: CISS Contable Mercantil