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El timo del Nazareno de impago de créditos comerciales vuelve a estar de moda, todo un clásico de la antología de los timos, pero a pesar de su antigüedad, cada día hay empresas que son estafadas mediante este fraude.

La crisis provocada por la pandemia ha hecho resurgir el timo del Nazareno que consiste en el impago de créditos comerciales intencional.

La crisis económica provocada por la pandemia ha provocado el resurgimiento de una modalidad de estafa típica a los proveedores es denominada por la jerga policial se le conoce como el “Timo del Nazareno” y es un clásico en el mundo de los fraudes a empresas. Por sus características esta modalidad de estafa se asemeja mucho a los pufos que dejan los morosos recalcitrantes pero que no pueden calificarse como actos delictivos. Precisamente en esta modalidad de estafa es habitual que los delincuentes utilicen documentos cambiarios para simular solvencia y engañar a las víctimas. La primera imagen que nos viene a la mente cuando oímos la palabra Nazareno es la del penitente que en las procesiones de Semana Santa va vestido con túnica, por lo general de color morado, sin embargo, esta palabra significa también un viejo timo que consiste en conseguir gran cantidad de artículos, por lo general de cierto valor intrínseco y de fácil reventa, sin tener que pagarlos. La verdad es que hasta ahora nadie ha podido decirme porque se denomina así a este clásico de la estafa; el único paralelismo con el auténtico Nazareno que he podido imaginar es que el estafador se pone “morado” a base de engañar a los incautos. Algunos afirman que a esta estafa se le denomina “El Timo del Nazareno” por la procesión de acreedores que acuden a las instalaciones del estafador –por supuesto ya abandonadas– para reclamar sus créditos y averiguar lo que ha sucedido. Otra versión es que la denominación de “Timo del Nazareno” procede de la larga cola de acreedores que acuden a las entidades bancarias a intentar hacer efectivos los pagarés, cheques o letras librados por los estafadores.

El timo del Nazareno es todo un clásico de la antología de los timos, pero a pesar de su antigüedad, cada día hay empresas que son estafadas mediante este fraude. Generalmente las víctimas del timo del Nazareno son proveedores de artículos de fácil venta, como suministradores de bebidas alcohólicas, productores de embutidos, quesos y jamones, vendedores de pequeños electrodomésticos, distribuidores de artículos de electrónica, fabricantes de material informático, y cualquier empresa que comercialice productos de cierto valor intrínseco que se puedan colocar fácilmente en el mercado negro. En los últimos años el timo del Nazareno se está volviendo a practicar con bastante frecuencia, y los importes estafados en los timos del Nazareno practicados a lo largo de los últimos dos años van de los 150.000 a los 2.000.000 de euros. Los especialistas en esta estafa suelen iniciar sus actividades unos meses antes de Navidad, o de cualquier otra fecha en la que sea previsible una gran demanda de ciertos artículos de consumo.

El “modus operandi” de los timadores para ejecutar el timo del Nazareno es siempre el mismo; en primer lugar, crear una empresa ficticia con documentación falsa o incluso constituir una sociedad mercantil legal, pero con personas marginales como socios, carentes de propiedades y titularidades, pero limpios de antecedentes de morosidad de modo que no aparezcan sus nombres en bases de datos financieros. Al frente de la empresa los estafadores nombran como administrador único a un indigente, que a cambio de unos cientos de euros actuará de testaferro y firmará sin rechistar todos los papeles que le pongan delante. De esta forma los timadores construyen hábilmente una compañía mercantil con una sede social que le daba apariencia legal que les servirá de pantalla, con el aspecto de ser una empresa legítima y solvente y que será utilizada por los estafadores para establecer contactos con los proveedores. Luego la banda de estafadores alquila un local de oficinas al que da apariencia de una empresa en funcionamiento y toma en arrendamiento unos almacenes para recibir los pedidos, procurando que estén situados en un punto estratégico, cerca de un cruce de carreteras importante. Con posterioridad la organización de delincuentes abre cuentas bancarias a nombre de la sociedad fantasma y solicitan talonarios de cheques y de pagarés. Y por último la organización se dedica a contactar con proveedores e iniciar relaciones comerciales aparentando ser una empresa legalmente constituida, de acreditada solvencia y con buena liquidez.

Una variante del timo del Nazareno que se ha puesto de moda en la actualidad, consiste en que el estafador compra la sociedad limitada a un empresario que se jubila; cuando digo que compra la sociedad me refiero a que únicamente adquiere la razón social pero no sus activos ya que solo necesita de una empresa legal, con sus cuentas saneadas y sin figurar en los registros de solvencia o en el RAI. El timador utilizará esta sociedad impoluta y con buena reputación para realizar importantes pedidos sin hacer frente a los pagos. Es muy difícil detectar este tipo de fraudes, puesto que los timadores utilizan empresas antiguas, con buen historial crediticio y unas cuentas anuales correctas, lo que les permite obtener crédito, incluso con las aseguradoras. Posteriormente, cuando se analiza el caso se descubre en los registros oficiales que estas empresas han sufrido en los últimos meses múltiples cambios de administradores o de capital. Incluso el domicilio social con el que figuran está situado en el centro de las ciudades, algo poco habitual en firmas que necesitan de grandes espacios de almacenaje.

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Fuente: CISS Contable Mercantil

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