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El organismo pone el foco en sectores en el que predomina este pago.
Se vincula el dinero en efectivo con diversas actividades delictivas.

El dinero en efectivo pasa por sus momentos de menor uso. Es una cuestión de práctica por parte de los ciudadanos (su utilización ha descendido un 17% desde 2019) y también una cuestión de Estado, ya que desde las instituciones se ha limitado el pago en efectivo con el objetivo de tener mucho más controladas esas cantidades.

Todo se debe a la vinculación de ese dinero en efectivo con actividades delictivas. Este dinero es mucho menos rastreable y por eso tiene que ver con la economía sumergida, con el fraude fiscal e incluso con la financiación del terrorismo. Por todo ello se vigila con mayor ahínco la posesión de este tipo de dinero, algo que afecta a todo tipo de personas.

De estas situaciones tampoco escapan los autónomos, claro. Son el segundo mayor grupo de trabajadores, solo por detrás del Régimen General y con una nada desdeñable cifra de 3,3 millones de personas. Por sus características, además, están sometidos a una especial vigilancia, dado que la mayoría de ellos está acostumbrado por la particularidad de su negocio a manejar dinero en efectivo con mucha frecuencia.

Como cada año, la Agencia Tributaria elabora un Plan Anual de Control Tributario y Aduanero. En él detalla cuáles van a ser sus principales campos de actuación y para el de 2022 (se puede consultar en este enlace del Boletín Oficial del Estado) el organismo explica que priorizará la «especial observancia del uso intensivo de efectivo como único medio de pago o su utilización por encima de las limitaciones cuantitativas legalmente establecidas».

El portal especializado Autónomos y Emprendores realizó una lista con los grupos de autónomos más afectados por esta medida de vigilancia, dado que sus modelos de negocio encajan en mayor medida con las descripciones que Hacienda en su plan anual. Son los siguientes:

-El sector de la hostelería y la restauración.

-El sector del comercio.

-El sector de la construcción.

-El sector de las actividades inmobiliarias.

-El sector de las reformas.

-El sector de la recogida de fruta.

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Fuente: El Economista

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