El tipo de interés marcará la cuota mensual del préstamo.
No conviene extender la hipoteca durante muchos años porque se disparan los intereses.
El mercado inmobiliario lleva un año en ebullición, una fuerza que se mantiene en 2022. Según los datos de los Registradores, en enero se vendieron en España un 31,8% más de viviendas que en el mismo mes del año pasado.
Estas cifras demuestran que muchos españoles aún tienen en mente saltar al mercado inmobiliario, una decisión que en la mayoría de casos viene acompañada de la contratación de una hipoteca.
Los préstamos a la compra de vivienda son operaciones por las que tarde o temprano pasarán casi todas las familias, pero antes de aventurarse a firmar una es importante tener claros los conceptos básicos que rodean a una hipoteca.
Al fin y al cabo, se trata de un producto financiero con cierto riesgo que nos acompañará durante gran parte de nuestra vida. Además, estos préstamos van acompañados de comisiones y mucha letra pequeña que pueden pasarnos factura más adelante si no le prestamos atención antes de su contratación.
A continuación se recogen 10 consejos básicos a tener en cuenta antes de firmar una hipoteca.
1. El importe.
No te endeudes innecesariamente. Es importante pedir la cantidad mínima necesaria para pagar la casa, ya que cuanto mayor sea el capital prestado, mayor será el coste que tendrás que pagar en forma de intereses.
2. Cuota mensual.
No destines más de un tercio de tus ingresos a pagar la cuota mensual de tu hipoteca. Ten en cuenta que tendrás que reservar dinero para tus gastos fijos (luz, agua, impuestos…), personales (comida, vestimenta, ocio…) y para el ahorro.
3. Plazo de la hipoteca.
No alargue la hipoteca más de lo necesario. Es habitual que las hipotecas se paguen a 20 o 30 años, pero recuerda que cuanto más extiendas su devolución, más intereses pagarás (los intereses se pagan por año).
Igualmente, acortar demasiado la devolución del préstamo hará que tu cuota mensual se dispare, ya que tendrás que devolver una cantidad grande de dinero en muy poco tiempo.
3. El tipo de interés.
Este es un punto clave a la hora de elegir hipoteca. El tipo de interés es el porcentaje de comisión que pagarás cada año a cambio de que te presten el dinero. Si pides un préstamo al 2% TAE, pagarás cada año una comisión del 2% respecto del dinero que te quede por devolver. Por lo tanto, cada año pagarás menos intereses.
4. Puedes elegir entre un tipo de interés fijo, variable o mixto.
- El tipo fijo es aquél que no cambia en toda la vida del préstamo. Si firmas un 2%, cada año pagarás un 2% del capital que te quede por devolver, independientemente de cómo evolucione la economía.
- El tipo variable es aquél en el que la comisión (el interés) varía cada cierto tiempo. Normalmente cambia una vez al año, y sube o baja según lo marque el Euríbor. El interés variable tiene dos partes: un porcentaje fijo y uno variable (el euríbor). Si tienes un préstamo al 1% + Euríbor, cada año pagarás la suma de esa cantidad en forma de comisión.
- El tipo mixto combina los dos anteriores y los hay de toda clase. Lo más habitual es que pactes un tipo fijo, y a los 5 o 10 años pases a pagar un interés a tipo variable, o viceversa.
5. Amortización del préstamo.
Cuando contratas una hipoteca tienes derecho a que en cualquier momento puedas pagar de golpe toda tu deuda y deshacerte de ella, lo que se conoce como amortización. También es posible amortizar una parte de la deuda para rebajar las mensualidades o reducir los años de la hipoteca.
La amortización suele ir acompañada del pago de una comisión, aunque es posible eliminarla cuando negocias antes de firmar el préstamo. Además, hay un límite legal para esta comisión.
En las hipotecas a tipo fijo y mixto, también hay una comisión extra llamada compensación por riesgo de interés.
6. Préstamos en otras divisas.
Aunque ya apenas existen en el mercado, en el pasado muchas hipotecas se pactaban en divisas extranjeras.
Esta operación puede ser atractiva porque el interés es menor, pero si la moneda extranjera pierde valor frente al euro, se puede disparar tu deuda.
Fuente: El Economista