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La asertividad es una cualidad indispensable en todo líder. Te proponemos algunos consejos para dejar las cosas claras sin ofender a nadie.

Liderar un equipo no siempre es sencillo. A veces, el jefe tiene que decir cosas que no son agradables, pero que son indispensables para que todo funcione mejor. Por eso, la asertividad es una cualidad indispensable en un buen líder, entre otras muchas.

Cuando hablamos de asertividad nos referimos a la capacidad de ofrecer nuestro punto de vista de manera firme, clara y honesta, pero sin mostrar hostilidad o agresividad y procurando no herir a las personas a las que nos dirigimos.

Esta habilidad es fundamental en el trabajo. Y no sólo para los jefes, que deben echar mano de dicha capacidad a la hora de corregir errores o tocar temas que no son agradables de tratar sin que esto afecte al clima laboral. También es muy importante para los empleados, ya que una comunicación abierta y sana es esencial para asegurar una actitud dialogante entre compañeros o para ser capaces de trasladar a los líderes su punto de vista.

Según explica la psicóloga Olga Castanyer en WeLife, para poder tener una actitud asertiva es esencial tener autoestima y autoconfianza. “Si vamos bien de autoestima seremos capaces de no depender del exterior para sentirnos dignos de ser queridos, por eso no tendremos miedo a decir que no, a poner límites y a expresarnos tal como somos”, asegura. Además, señala que las personas asertivas son menos ansiosas en lo relacional. “Al no depender de la validación externa, son más calmados en las relaciones”.

Cómo cultivar la asertividad.

Así pues, si quieres ser más asertivo y convertirte en un emprendedor de éxito, te ofrecemos algunos consejos que podrían ser de utilidad. En primer lugar, es recomendable describir la situación y proponer una solución al respecto. Por ejemplo, si un miembro del equipo comete un error en el envío a un cliente, se podría abordar de la siguiente manera. “El cliente ‘X’ se ha quejado porque no ha recibido correctamente su pedido. ¿Sabes qué ha podido pasar? Por favor, trata de encontrar el motivo y habla con él para ver cómo podemos arreglarlo”.

También puede ir acompañado de la técnica del feedback o sándwich de retroalimentación. En este caso, la crítica constructiva o el comentario negativo se introduce entre dos retroalimentaciones positivas. “Sé que no sueles tener errores así, pero ‘X’ ha llamado para quejarse porque no le ha llegado el envío. Seguro que eres capaz de solucionarlo”.

Si se trata de algo más personal, además de describir y proponer una solución, podemos indicar cómo nos sentimos. “Me he sentido injustamente tratado. Me gustaría que me hubieras comentado esto en otro momento”, por ejemplo.

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Fuente: Emprendedores.

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