El futuro de las criptomonedas va a estar marcado por dos factores. Por un lado, la llegada del bitcoin a Wall Street. Por otro, el denominado halving de dicha criptomoneda.
El bitcoin y otras criptomonedas nacieron con un espíritu muy ‘romántico’, como medio de pago alternativo, anónimo y descentralizado, al margen de los designios del poder político, instrumentalizado a través de los bancos centrales.
Sin embargo, su evolución ha ido por un camino distinto del que esperaban los precursores de este tipo de monedas digitales. El uso del bitcoin y otras criptodivisas para la realización de pagos es prácticamente residual, salvo en un caso muy concreto: el pago de rescates de ransomware y las transacciones entre ciberdelincuentes.
Por el contrario, estos activos se han convertido en una inversión muy atractiva. Por ejemplo, el bitcoin tenía un valor en torno a los 4.700 euros hace 5 años. Actualmente, ronda los 66.000 euros. Es decir, si hubieses invertido 1.000 euros en bitcoins hace un lustro, ahora tendrías unos 14.000 euros. No está nada mal, ¿verdad?
Eso sí, quienes hayan mantenido la inversión durante esos años tienen unos nervios de acero, capaces de soportar los desplomes que ha tenido la cotización del bitcoin en ese periodo. Por ejemplo, en mayo de 2021 sufrió una importante corrección cuando el gobierno chino prohibió la comercialización de bitcoin. Y en 2022 sufrió buenos varapalos, como consecuencia del hundimiento de la criptomoneda TerraUSD, que arrastró a todo el sector, o del fraude de FTX, una de las mayores plataformas de exchange.
‘Normalización’ de las criptomonedas.
Sea como fuere, lo cierto es que las criptomonedas han ido ganando presencia en las carteras, incluso en el caso de inversores institucionales. De hecho, el bitcoin incluso ha llegado a Wall Street.
Fuente: Emprendedores